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Imagen del momento de la salida de la carrera con los favoritos. :: JUSTO RODRÍGUEZ |
El atleta eritreo fue el gran dominador de la XIX edición de la Media Maratón de La Rioja. La lucha por la segunda plaza ofreció un bonito duelo entre el africano Mesfin y el español Villalobos
Texto: M.M. NAFARRATE
El eritreo Kiflon Sium se proclamó vencedor en la XIX edición de la Media Maratón de La Rioja, que este año se celebraba, por primera vez, en horario matinal. El corredor africano fue el más fuerte en una carrera planteada por eliminación, pero que mantuvo el interés hasta el final en el orden de llegada. El dominio del ganador fue absoluto, pero atrás hubo otra batalla por la plata que fue muy interesante y que sólo encontró solución en la recta final de meta, con Tesfayohannes Mesfin, compatriota del ganador, segundo, y el español Pablo Villalobos, tercero.
En cuanto al triunfo femenino, éste recayó sobre la atleta keniana Joyce Chepkirui, que hizo una de las mejores carreras femeninas que se recuerdan en Logroño ya que recorrió todo el trazado sola, siendo décima en el cómputo general con un ‘tiempazo’ de 1:11:46.
La prueba puso de manifiesto dos modos de interpretar estas carreras: a la africana y a la europea. Ya no por el color, sino por planteamiento. Los africanos, auténticos dominadores internacionales en las pruebas de larga distancia, salen a destripar la carrera desde el pistoletazo inicial. Revientan al primero que intente seguirles. Los españoles no cayeron en la trampa. Les vale con hacer el primer kilómetro junto a ellos para ver sus intenciones. Lo fían a largo plazo.
Se hizo el primer grupo en la salida con ocho corredores en los que iban Sium y Mesfin, los españoles miembros del equipo nacional de maratón José Ríos y Pablo Villalobos, el portugués Fernando Silva, los kenianos Cosmer Keboi y David Kilel, junto al toledano Antonio Núñez, que llegaba a Logroño tras ser el primer español en el medio maratón de Madrid.
Tras ellos corrían solos Pedro Nimo, que se retiró lesionado, y también Ignacio Cáceres, miembro del equipo nacional. Ingrata recompensa para un campeón ver cómo su mejor forma todavía no asoma y tiene que dejar alejarse en el horizonte al resto de favoritos.
Tras el grupo de favoritos sorprendía el esfuerzo personal de la keniana Joyce Chepkirui, que ya había abandonado la compañía de la marroquí Fátima Ayachi, segunda, de sus compatriotas Marta Komu y Monica Jepkoech, que entró cojeando en meta. Teresa Pulido fue la mejor española tras el cuarteto africano.
La carrera masculina empezó a ritmo. A 3:03 el kilómetro. No era para tirar cohetes, pero sí para hacer la selección. Y ésta se hizo pronto. En el kilómetro cinco de carrera los eritreos comandaban la prueba, con Kilel tercero, Ríos y Villalobos, unidos, en cuarta plaza y, tras ellos, en fila de a uno, Silva, Kemboi, Ríos, Cáceres y Nimo.
Octavo kilómetro
El ritmo fue creciendo conforme pasaban los minutos y ya en el kilómetro ocho se había acelerado a 23:56. Sium le mostraba el codo a su compatriota Mesfin para que le pasara, pero éste no podía seguirle y perdía el contacto.
Detrás se había establecido un trío de perseguidores con Kilel, Ríos y Villalobos. El plan era obtener el bronce, pero con el paso de los kilómetros se vio que el premio podía ser la plata dado que a Mesfin su esfuerzo inicial le pasaba factura.
Villalobos comandaba el trío, pero Ríos no podía con el ritmo de su compañero de selección y Kilel no tardó en dejar la estela del español, que ya había fijado su objetivo en Mesfin.
A media carrera, Mesfin vio que lo más coherente era dejarse caer un poco para hacer la carrera junto a Villalobos y así sucedió. El africano recuperaba el aliento antes de iniciar el asalto a meta. La primera plaza ya tenía dueño. Sium fue clavando los pasos por kilómetro a tres minutos para aflojar un poco la intensidad cuando ya tenía la meta a tiro.
Faltaba por conocer quién iba a ser el segundo puesto ya que el oro estaba cantado. La duda era ver a quién le quedaba algo guardado. O bien era el que había empezado fuerte o bien el que había caminado de menos a más. La solución se destapó en los últimos 800 metros. Fue el Mesfin el que dio un último tirón que hizo imposible la remontada a Villalobos. El español aún creyó que iba a disponer de la chispa suficiente para aguantarle el último cambio de ritmo, pero su objetivo está fijado a finales de julio en el Europeo.
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