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Pese
a las adversidades climáticas, muchos se
animaron a participar. /ALFREDO IGLESIAS |
La lluvia se convirtió
en protagonista pero no impidió que 832 atletas
llegaran a metal
INÉS ROYO | LOGROÑO
Si ayer hubo una protagonista, además de los
atletas, fue la lluvia. Las nubes no dieron tregua
a los participantes y desde el primer minuto hasta
el último, aunque con algunos momentos en los
que apenas se notaba, el agua fue una participante
más de la Media Maratón.
Por eso apenas ningún participante cogía
esponjas de las mesas de avituallamiento para limpiarse
el sudor (el agua lo hacía en su lugar) y muchos
no se sabía bien quiénes eran porque
el dorsal se encontraba por debajo de los chubasqueros
(hasta que lo jueces les pidieron que se lo pusieran
visible).
Pero no sólo los corredores sufrieron la lluvia.
Los familiares, amigos y curiosos que se encontraban
a ambos lados de la calzada no dejaron de animar en
todo momento a los participantes con sus aplausos
y gritos (algunos, como Marta Komu ni si quiera los
entendían porque no hablan castellano) pero
subieron el ánimo de los corredores.
En la meta mucho público, muchos paragüas
y un grupo de ciudadanos llenando el ambiente de gritos
contra el alcalde y algunos de sus concejales por
cuestiones del Semillero. Una tarde pasada por agua
en la que el esfuerzo tuvo su recompensa para muchos.
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