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A
CENAR . Los atletas de élite hincan
el cuchillo en el chuletón junto a Fermín
Lasa. / DÍAZ URIEL |
Los atletas
recuperaron fuerzas en el Asador Egüés
Redacción/Logroño
La Media Maratón tiene algunas tradiciones
ya plenamente consolidadas y que son difíciles
–casi imposibles– de abandonar. Una de
las más valoradas es el hecho de regalar una
botella de vino de Rioja a todos los participantes,
especialmente valorada por los atletas de fuera de
la Comunidad.
Los atletas de élite también cuplen
con otra cita tradicional. Siempre recuperan fuerzas
en el mismo escenario, el Asador Egüés,
el establecimiento que Fermín Lasa tiene en
la calle La Campa.
Ese es el momento de olvidar las pugnas vividas sobre
el asfalto y compartir mesa y mantel en un ambiente
distendido y acogedor. Es la ocasión de pensar
en positivo y conjugar el futuro. Es la situación
propicia para soñar con ese Campeonato de Europa
en el que España tiene muchas cosas que decir
y en el que hombres como Julio Rey o José Ríos
quieren alimentar la leyenda del maratón español.
La jornada del sábadono fue una excepción
y mientras unos soñaban con Goteborg, los organizadores
comentaban sus planes futuros y también soñaban
con elevar aún más las cotas de éxito
alcanzadas anualmente por la Media Maratón
de La Rioja.
También fue el momento para recuperar recuerdos.
Los tiempos en los que Fiz y Antón eran habituales,
también hubo un recuerdo para Luis Miguel Landa,
un habitual en esa cena pero que el sábado
sus compromisos federativos le obligaron a cambiar
el chuletón del Egüés por los Campeonatos
Iberoamericanos. |